domingo, 25 de octubre de 2015

Reina y Madre de sus queridos hijos
Meditaciones del Rosario. Quinto Misterio Glorioso. La Coronación de la Virgen como Reina del Cielo y de la Tierra. Bellísima reina, Madre del amor hermoso. 

Autor: P. Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net

Voy a escribir una carta destinada a la Virgen María en el cielo. Una forma muy sencilla y profunda de manifestar el aprecio y cariño a una persona es a través de una carta. Lo importante no es mi carta sino la que tú escribas a María desde el fondo de tu corazón.

Querida y respetable señora, queridísima madre:

Sé que estoy escribiendo a la mujer más maravillosa del mundo.
Y esto me hace temblar de regocijo, de amor y de respeto.

Cuántas mujeres en el mundo, queriendo parecerse a ti, llevan con orgullo santo el dulce nombre de María. Cuantas iglesias dedicadas a tu nombre.

Tú eres toda amor, amor total a Dios y amor misericordiosísimo a los hombres, tus pobres hijos. Eres el lado misericordioso y tierno del amor de Dios a los hombres, como si tu fueses la especie sacramental a través de la cual Dios se revela y se da como ternura, amor y misericordia.

Estoy escribiendo una carta a la Madre de Dios: Esa es tu grandeza incomparable. Eres la gota de rocío que engendra a la nube de la que Tú procedes.

Me mereces un respeto total, al considerar que la sangre que tu hijo derramó en el Calvario es la sangre de una mártir, es tu propia sangre; porque Dios, tu hijo, lleva en sus venas tu sangre, María.

Pero el respeto que me mereces como Madre de Dios se transforma en ímpetu de amor, al saber que eres mi madre desde Belén, desde el Calvario, y para siempre.

Y por eso, después de Dios me quieres como nadie. Yo sé que todos los amores juntos de la tierra no igualan al que Tú tienes por mí. Si esto es verdad, no puedo resistir la alegría tremenda que siento dentro de mi corazón.

Pero ese amor es algo muy especial, porque soy otro Jesús en el mundo, alter Christus.
Tú lo supiste esto antes que ningún teólogo, desde el principio de la redención. No puedo creer que me mires con mucho respeto.

Para ti un sacerdote es algo sagrado. Agradezco a tu Hijo, al Niño aquél, maravilla del mundo, que todavía contemplo reclinado en tus brazos, su sonrisa, su caricia y su abrazo que quedaron impresos a fuego en mi corazón para siempre.


Oh bendito Niño que nos vino a salvar.
Oh bendita Madre que nos lo trajiste.

Contigo nos han venido todas las gracias, por voluntad de ese Niño. Todo lo bueno y hermoso que me ha hecho, me hace y me hará feliz, tendrá que ver contigo. Por eso te llamamos con uno de los nombres más entrañables: Causa de nuestra alegría.

He sabido que tu Hijo dijo un día: "Alegraos más bien de que vuestos nombres estén escritos en el cielo" Sí. Escritos en el cielo por tu mano, Madre amorosísima. Cuando dijiste sí a Dios, escribiste nuestos nombres en la lista de los redimidos. Y esta alegría nos acompaña siempre, porque Tú tambien como Jesús estás y estarás con nosotros todos los días de nuestra vida.

¡Qué hermosa es la vida contigo, junto a ti, escuchándote, contemplando tus ojos dulcísimos y tu sonrisa infinita! También como a Dios, yo te quiero con todo mi corazón, con toda mi alma y con todas mis fuerzas.

Sigo escribiendo mi carta a la que es puerta del cielo. ¡Cómo he soñado desde aquel día, en que experimenté el cielo en aquella cueva, en vivir eternamente en ese paraíso! Junto a Dios y junto a ti, porque eso es el cielo. La puerta de la felicidad eterna, sin fin, tiene una llave que se llama María.

Cuanto anhelo ese momento en que tu mano purísima me abra esa puerta del cielo eterno y feliz.

Oh Madre amantísima, eres digna de todo mi amor, por lo buena que eres, por lo santa, santísima que eres, la Inmaculada, la llena de gracia, por ser mi Madre, por lo que te debo: una deuda infinita, porque, después de Dios, nadie me quiere tanto, por tu encantadora sencillez.

Yo sé, Madre mía, que, después de ver a Dios, el éxtasis más sublime del cielo será mirarte a los ojos y escuchar que me dices: Hijo mío, Y sorprenderme a mí mismo diciendo: Madre bendita, te quiero por toda la eternidad.

Oh Virgen clementísima, Madre del hijo pródigo -Yo soy el hijo pródigo de la parábla de tu hijo- que aprendiste de Jesús el inefable oficio de curar heridas, consolar las penas, enjugar las lágrimas, suavizar todo, perdonar todo. Perdóname todo y para siempre, oh Madre.

Bellísima reina, Madre del amor hermoso, toda hermosa eres,María. Eres la delicia de Dios, eres la flor más bella que ha producido la tierra. Tu nombre es dulzura, es miel de colmena. Dios te hizo en molde de diamantes y rubíes. Y después de crearte, rompió el molde. Le saliste hermosísima, adornada de todas las virtudes, con sonrisa celestial...

Y cuando Él moría en la cruz, nos la regaló.
Por eso, Tú eres toda de Jesús por derecho.
y toda de nosotros por regalo.

Todo tuyo y para siempre.


CONCLUSIÓN:

Asistimos hoy al desamparo de muchas madres que sufren antes de crear hijos, que siguen sufriendo al engendrarlos, y sufren mucho más al tener que educarlos, por no mencionar a las madres que suprimen a algún hijo. Todas tienen una Abogada en el cielo, que les ayuda misericordiosamente por ser Ella también mujer y madre. Todas las que deseen saber cómo es, cómo ama y cómo se realiza una mujer deben mirar al cielo y contemplar a su celestial patrona e intercesora, la redentora de la mujer, de su maternidad, de su amor y de su felicidad en la tierra y en el cielo.


Oración:

El cielo es tu sitio, Virgen María. Y el cielo es también el sitio para tus hijos. No permitas que los hijos de una madre que vivió y murió de amor, vivan y mueran de hastío. Llévanos al cielo. Haznos vivir en la tierra como quienes están de paso hacia la felicidad eterna. Que dejemos pasar lo pasajero y nos aferremos a lo eterno. Amén.

viernes, 23 de octubre de 2015

Madre enséñame a orar contigo y como Tú lo hacías
Meditaciones del Rosario. Tercer Misterio Glorioso. La venida del Espíritu Santo. Como María, aceptar Su voluntad. 

Autor: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net

Como la gallina a sus pollitos estabas con aquellos apóstoles asustados, infundiéndoles la fortaleza y el valor de una Madre. Les enseñaste a rezar, como Jesús les había enseñado, pues Tú eras una maestra insigne. Única. Bajo tu ejemplo ellos aprendieron a gustar la oración, a hacerlo de manera semejante a como Tú lo hacías. "Nosotros nos dedicaremos a la oración y a la predicación” diría más adelante Pedro a la comunidad de forma contundente.

Orar con María: Cuanto hubiera disfrutado estando allí, viéndola orar, asimilando por contagio la oración de la criatura más santa y humilde: contemplar su rostro, sus ojos cerrados o semicerrados o mirando hacia lo alto; escuchar su corazón cantando con su bellísima voz, imitar su forma de arrodillarse, de cerrar sus manos. Orar con Ella, junto a Ella, ¡qué gran privilegio!

Me imagino a los apóstoles, al verla orar tan extáticamente, suplicándole: "Enséñanos a orar contigo y como tú lo haces”. Oh Madre, yo también te digo: "Enséñame a orar contigo y como Tú lo hacías”. A los cristianos que se aburren en la oración o en la Misa, alcánzales el amor de los enamorados para que disfruten la alegría de orar.

Tú obtuviste la gracia del Espíritu Santo a los apóstoles. Pedro te necesitaba más que nadie. Después de las negaciones se había roto; estaba herido y necesitaba los cuidados de una Madre para con su hijo enfermo. Pedro necesitaba de una Madre como Juan Pablo II. También él llevaba, si no en su escudo, sí en su corazón, el "Totus tuus” del actual Vicario de tu Hijo.

Juan era el más parecido. Él de alguna manera compensaba y llenaba el hueco dejado por Jesús. "Ahí tienes a tu Madre”. Este encargo, hecho a todos, él se lo tomó infinitamente en serio.

Tomás: Yo sé que convertiste a aquel hombre duro para creer en un hijo de fe, por la forma tan bella como Tú le enseñaste a creer.

María Magdalena: Ya había comenzado su conversión, pero ella como mujer que era, y apasionada, copió mejor que los hombres tu hoguera de amor. Aquella que se había acostado en los basureros tenía ante sí un ejemplo de mujer pura, santa y toda amor. María Magdalena te copió con todas las fuerzas de su ser. Tu presencia la purificó totalmente y le hizo amar locamente la pureza y abominar del pecado.

Debes repetir el milagro de Pentecostés en la Iglesia y en cada uno de nosotros, en mí. Aunque no sea vea la llama de fuego, que me abrase todo; aunque no haya terremoto externo, que vibre por dentro y me vuelva loco de amor por Él y por Ti. Te lo pido encarecidamente. No te pido mas, pero no te pido menos.

Pusiste de rodillas a la Iglesia primitiva y así, de rodillas, recibió la fuerza del Espíritu Santo. Hoy debes también enseñar a rezar a los sacerdotes y religiosos, a los fieles, para salir del atolladero.

Salieron a predicar como leones. Pedro era un león, sentía dentro la fuerza de un león, ávido de presas. Echó las redes de su palabra en nombre de Cristo, y tres mil hombres quedaron atrapados. Los primeros cristianos entraron a la Iglesia por contagio de amor, de aquel amor que ardía en el corazón de los apóstoles. Así comenzó con buen pie la religión del amor, amando y haciendo amar, hasta el punto de arrancar a sus mismos enemigos la mejor alabanza que se pueda decir jamás de los cristianos: "Mirad cómo se aman”. Aprendieron muy bien la lección de Jesús.

Hoy... en muchos casos, ya no es así. La religión del amor se ha convertido para muchos en la religión del aburrimiento. Porque no aman, porque se han olvidado del amor que Cristo les ha demostrado. Tienes que hacernos como hiciste a los primeros, para seguir convenciendo a los hombres fríos de hoy. La religión del amor se contagia por calor, no por gélidas ideas.

jueves, 22 de octubre de 2015

Pedir mucho para recibir todo.

Isabel y Zacarías pedían al Señor la gracia de tener un hijo para no quedar estériles, y Dios les concedió mucho más, les concedió un hijo que sería el Precursor del Mesías, un hijo tan grande, que no hay uno mayor de los nacidos de mujer, como lo dijo el mismo Cristo en su momento.
También cuenta la tradición de la Iglesia que Joaquín y Ana eran ya ancianos y pedían a Dios la gracia de un hijo. Ellos simplemente pedían un niño para no quedar infecundos en la vida, y Dios en el Cielo preparaba el alma de María, y se les concedió a Joaquín y Ana, ya de edad avanzada, ser los padres de la Madre de Dios.
¿Qué nos debe decir esto a nosotros?
Que debemos pedir mucho a Dios, y con perseverancia, y estar dispuestos a recibir TODO. Porque Dios es infinitamente generoso y nos dará mucho, muchísimo más de lo que le pedimos. Sólo debemos tener confianza en Dios, sabiendo que es un Padre bueno, que quiere el bien para nosotros y para todos.
Pero hay que tener cuidado con pedir poco, porque a veces, por pedir tan poco, no obtenemos nada, pues a Dios le cuesta menos dar mucho que poco, y cuando somos tacaños en pedir, estamos limitando la generosidad del Señor.
Pidamos mucho, muchísimo, y estemos dispuestos a recibirlo TODO, porque Dios nos quiere hacer felices, no sólo en el mundo venidero, sino también en éste.
Si confiáramos en Dios, ya seríamos felices en el tiempo, porque viviríamos tranquilos y seguros, sabiendo que hay un Bueno en el Cielo que vela por nosotros y por quienes amamos, y que quiere colmarnos de favores y bendiciones de todas clases.
Pidamos con perseverancia los dones que necesitamos y queremos, y que nos parecen necesarios; pero estemos dispuestos y abiertos a recibir favores grandiosos, porque Dios no tiene límites en sus dones.

viernes, 16 de octubre de 2015

Vidas de fe... las tres Teresas
En este mes de octubre las recordamos porque siempre estarán presentes, como seres humanos ejemplares de vidas de fe. 

Autor: María Esther de Ariño | Fuente: Catholic.net

Ya no están.

Estuvieron en el concierto de la Humanidad, les tocó estar en diferentes épocas, en diferentes siglos.

Ya no están pero permanecen.

Permanecen entre nosotros por la huella que dejaron, porque sus vidas fueron transcendentales y la luz de sus almas de trayectoria inconmensurable y pura, no se podrá apagar jamás.

El nombre de TERESA fue el de las tres.

La primera, Teresa de Ávila, España, en marzo de 1515 siglo XVI.

La segunda Teresa nació en Alencón, Francia, en enero de 1873 y a los 16 años entra de novicia en el Convento de las Carmelita de Lisieux y toda la aventura y recorrido de su vida la tenemos hace ya dos siglos.

La tercera Teresa nace en Skopje, hoy Macedonia, en agosto de 1910. Su primer nombre, Agnes Gonxha Bojaxha , que luego , al entrar a los 18 años al Convento, cambia por el de Teresa.

El nombre de Teresa tiene magia para ella pues si grande y admirable fue Teresa de Ávila, no menos fue Teresa de Lesieux, que sin salir del Convento es proclamada Patrona de las Misiones por su celo y ardiente afán, en su vida consagrada a orar por las misiones y misioneros en lejanas tierras.

Una fue TERESA DE JESÚS, otra TERESITA DEL NIÑO JESÚS y la tercera, MADRE TERESA DE CALCUTA. Las tres siguieron los pasos del Maestro amado. Las tres vivieron enamoradas y rendidas a ese apasionamiento por Jesús.

A la primera se le atribuye un diálogo, hermoso y muy conocido, con Cristo. Le pregunta Jesús: - "Tú, ¿quién eres? Ella responde :- "Yo, Teresa de Jesús.. ¿y tú? Responde Él:- "Yo, Jesús de Teresa".

Teresa de Ávila tuvo una vida activa, profundamente humana y espiritual.
Teresita del Niño Jesús tuvo una vida breve, dulce, angelical y de salud muy quebrantada.
La Madre Teresa de Calcuta tuvo una vida larga, entregada y plena de generosidad, pero con la misma tónica de cumplimiento: la heroicidad de sus virtudes, de su fe y de su amor.

Teresa de Jesús, fuerte y tenaz, libro de texto del espíritu, fruto de experiencia e iluminación con estilo clásico y genial.
Teresita, luz de un alma enamorada, miniatura primorosa quebrada por mortal enfermedad y grandes sufrimientos físicos. Espíritu lírico, y llena de gracia.
Madre Teresa, alma gigante en envoltura pequeña , plena de amor y donación total de si misma.

Ellas son encarnaciones magníficas de espiritualidad que las hacen "imán del mundo". Ascetismo dictatorial hasta llegar a la nada en lo humano para que el alma tenga capacidad para TODO LO DIVINO.

Santas las tres Teresas... pero de carne y hueso. No son ángeles ni seres venidos de alguna otra dimensión. Nacieron en familias como las nuestras, con padres y hermanos como pueden ser los de cualquier hogar, quizá no tan cualquiera, pues en sus hogares aprendieron a orar y a amar a Dios. Ahí puede radicar la diferencia. En eso puede descubrirse el secreto de sus vidas: la oración.

La oración las llevó a una relación con Dios poco común. Fueron fieles a los designios del Señor. Abrieron las puertas del alma para dejar entrar al BIEN AMADO.

La oración fue su escudo, su fuerza, su refugio, su lanza para luchar contra muchas y diferentes tentaciones y sufrimientos. Fue la fuente para dar de beber al sediento, el valor para tener los pies cansados y polvorientos y el alma en las alturas, para acariciar las carnes enfermas de los moribundos, para hacer de la enfermedad y de los dolores un incienso perfumado en alabanza a Dios. La oración las colocó en "contacto directo" con Jesucristo y con la Santísima Virgen y fue el "ancla" más poderosa y mejor en sus vidas de fe.

¿Qué nos pasa a nosotros que no oramos?

Las tres Teresas nos están dando la clave y el grandioso ejemplo de sus vidas. Ellas se fueron pero están presentes y nos dejaron el testimonio de todo lo maravilloso y fascinante que puede ser un alma humana.

En este mes de octubre las recordamos porque siempre estarán presentes, como seres humanos ejemplares de VIDAS DE FE y almas inmensamente grandes.

lunes, 12 de octubre de 2015


Vittorio Messori defiende al Papa de la acusación de que denuncia poco la persecución de cristianos

07 de oct de 2015
La cruz de Jesús en el Gólgota se ha convertido en algo real para sus seguidores. De hecho los cristianos, según estadísticas por encima de toda sospecha, son desde hace años la comunidad humana más perseguida.
Vittorio Messori defiende al Papa de la acusación de que denuncia poco la persecución de cristianos El escritor y periodista Vittorio Messori, autor de los libros-entrevista Informe sobre la fe (1984) con el cardenal Joseph Ratzinger y Cruzando el umbral de la esperanza (1994) con Juan Pablo II, hace esta interesante reflexión sobre la situación de los cristianos en el mundo y la actitud de la Santa Sede, que por su interés ofrecemos en su integridad.

Viernes de Pasión para los cristianos: las causas y el significado

La cruz de Jesús en el Gólgota se ha convertido en algo real para sus seguidores. De hecho los cristianos, según estadísticas por encima de toda sospecha, son desde hace años la comunidad humana más perseguida.
El número total de víctimas tiende a aumentar e incluye a todas las confesiones que se fundan sobre el Evangelio, si bien los católicos tienen un triste primado, pues representan la parte mayor.
Los verdugos no provienen ciertamente sólo del Islam, sino también de comunidades que la leyenda rosa occidental representaba como mansas, pacíficas, fraternas. La crueldad de algunas sectas hinduistas parece que quieran competir con las musulmanas, pero también hay una persecución creciente por parte de alguna rama budista. También el animismo pagano del África negra vive ya desde hace tiempo un despertar sanguinario llevando a cabo con placer la caza al misionero cristiano y, a veces, el genocidio hacia los autóctonos que han aceptado el bautismo.

Una globalización amenazante

¿Por qué estas masacres? Probablemente, el factor principal es un caso ejemplar de esa "heterogénesis de los fines" que deforma toda ideología humana, dando la vuelta a las intenciones, incluso las mejores, hasta llevarlas justo a lo contrario.
He aquí, entonces, la utopía mundialista, las banderas arco iris, todos los pueblos del globo que se dan fraternalmente la mano y viven en paz, obrando para un progreso, obviamente "sostenible". He aquí, también, a nivel económico, la ideología globalista: un mundo integrado, con división racional del trabajo y los bienes, con bienestar (o, por lo menos, una existencia digna) para cada país y pueblo.
En realidad ha sucedido lo que ha sucedido siempre -historia docet- y sucederá: objetivos nobles, resultados desastrosos. Los pueblos han sentido que precisamente el mundialismo político y la globalización económica amenazaban sus culturas y ahora son conscientes de una diversidad de tradiciones que los distinguía de cualquier otro pueblo.

De estas culturas, de estas tradiciones, la religión autóctona es un fundamento esencial. Por consiguiente, los nacionalismos, que paradójicamente han sido despertados por la utopía de la mundialidad, se han convertido en defensores, incluso con las armas, de la fe de sus antepasados, entendida como elemento de cohesión política para la salvaguardia de la diversidad.

El chivo expiatorio

Y el cristianismo, en primer lugar, ha sido y es considerado como un cuerpo extraño que hay que expulsar y, si es necesario, aplastar con violencia. Pero, ¿cuál es el motivo de este mayor ensañamiento hacia los católicos? El motivo es que su cristianismo es sentido como el más extraño de todos, como algo que no se puede asimilar (a diferencia de determinadas sectas de un protestantismo dispuesto a cualquier concesión) en cuanto depende de una autoridad lejana y considerada enemiga: la Iglesia romana y la red de obispos que de ella dependen directa y estrechamente.

¿Tibieza del Vaticano?

Respecto a los católicos: ciertos sectores eclesiásticos están insatisfechos con el Papa Francisco, del que sospechan que reacciona tibiamente, tímidamente, ante esta matanza de hijos de la Iglesia de los que él es además el pastor. La verdad impondría que se reconociera que el reproche no parece justificado: incluso hay algunos que han recogido una especie de antología de las denuncias a propósito del pontífice.
Y de todas formas es curioso: precisamente aquellos que alaban (justamente) la prudencia de Pío XII respecto a quienes seguían el Mein Kampf, se lamentan de la prudencia de su actual sucesor, sobre todo hacía quienes siguen, hasta las extremas consecuencias, otro libro, el Corán.
Pío XII se erigió en defensor de la asediada Roma, donde escondió a cientos de judíos. ¿Habría sido posible la labor de la Iglesia en esa protección sin la prudencia de la que hizo gala el Papa?
 El realismo católico ha llevado a los Papas a firmar concordatos con Napoleón, Mussolini, Hitler y con muchos otros tiranos. Es el mismo realismo que los indujo a una Ost Politik que escandalizaba a los puros y duros del anticomunismo y que llevó a Juan XXIII a negociar con los soviéticos el silencio del Concilio sobre el comunismo a cambio de mitigar la persecución, y que ahora lleva a Bergoglio a no ignorar el problema, sino a moverse con la obligada prudencia.
Obligada, ciertamente, como siempre lo ha sido la prudencia eclesial con tantos perseguidores de la historia: no olvidar pero, al mismo tiempo, tutelar las ovejas amenazadas por los lobos, intentando poner límites a su crueldad con tratados o, por lo menos, no excediendo en la protesta pública. Fáciles, edificantes, virtuosas las altisonantes denuncias al amparo de los muros vaticanos. No tan bienvenidas, en cambio, por quien después debe sufrir, en los países lejanos, las consecuencias.

Semilla de cristianos

A pesar de todo, en una perspectiva de fe -confirmada también y siempre por la historia- la sangre de los mártires es, para el cristianismo, la semilla no sólo más valiosa, sino también la más fecunda. Cada vez que ha habido persecuciones ha habido también un nuevo florecimiento sobre las raíces de una Iglesia desierta.
Ya ahora se vislumbra algún fruto en un Occidente tal vez menos secularizado de cuanto se cree: precisamente la comparación entre la mansedumbre cristiana y la ferocidad de otras religiones lleva a reflexionar sobre los valores de un Evangelio que no incita a la guerra santa sino al perdón de todos, sobre todo de los enemigos. Un Evangelio cuyo Protagonista prohíbe a los discípulos que lo defiendan con la espada y que en la cruz le pide al Padre que sea indulgente hacia sus mismos verdugos y hacia ese pueblo que ha preferido a Barrabás antes que a Él. Un Evangelio cuyos propios discípulos han cometido violencia pero que por él no han sido instigados, sino más bien condenados.
Tal vez no sea sólo folklore la frase que nos dicen que ya se está propagando después de esta serie de masacres en las camisetas de los jóvenes de Europa y América: Christianity is better [El cristianismo es mejor].
Artículo tomado de la página web de Vittorio Messori. Traducción de Helena Faccia Serrano.
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Virgen del Pilar.

  • Hoy 12 de octubre ,se celebra en España el dia de la Virgen del Pilar patrona de la Guardia Civil  y tambien el dia de la hispanidad que nos hermana con todos los pueblos del mundo que hablamos la misma lengua. Vi esta historia tan bonita y ahí os la mando


  • LA IMAGEN DE LA PATRONA DE LA GUARDIA CIVIL DE INTXAURRONDO (CUATEL DEL PAIS VASCO) PROTEGE HOY A LOS NIÑOS EN HOGAR NAZARET (PERU)




  • ENTREVISTA EN LA COPE. En el programa El Espejo del 11 de octubre de 2015

  • En ella se explica como ha llegado Nuestra Virgen del Pilar hasta Puerto Maldonado, en Perú, una imagen que consoló a muchos guardias, a muchas familias de estos, cuando en los peores años del plomo de ETA en el Pais Vasco, donde eran masacrados, tras los atentados de ETA, y que ahora protege a los mas necesitados, a los niños de HOGAR NAZARET, donde los recibe la imagen de la Madre, nada más llegar


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Es la misma imagen de la Virgen que tantísimo querían los guardias civiles y sus familias, la que consoló a muchas víctimas del terrorismo. La imagen que tanto sabe de soledad e incomprensión, de vidas rotas.

domingo, 11 de octubre de 2015

María, la que más conoce y mejor puede enseñar
Meditaciones del Rosario. Tercer Misterio de la Luz. Anuncio del Reino de Dios. Todos necesitamos renovarnos y convertirnos. 

Autor: P. Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net

Durante el mes de Octubre, Mes del Rosario, en esta sección, meditaremos cada día un misterio, y así poder "guardar y meditar en  nuestro corazón" la Vida de Jesús. 
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Conversión: cambio, nueva vida, hombres y mujeres nuevas. El Reino de Dios está cerca. El reino del Diablo se acabó. De ahí el cerrar la puerta al pasado y abrirla a la nueva vida. Arrepentirse del pecado: dejar la enemistad con Dios, dar la espalda al pecado en todas sus formas. La nueva religión exige un rompimiento fuerte con la vida anterior, la vida que era la muerte en el pecado y en la desvergüenza. El que no nace de nuevo no puede ser cristiano, como afirmaba Jesús a Nicodemo. El hombre debe arrancarse el corazón de piedra y cambiarlo por un corazón cristiano, es decir, semejante al de Jesús y al de María. Muchos cristianos aman el barniz, la fachada, las formas externas. Son la nueva generación de los fariseos. Hay que cambiar por dentro, con el dolor y la alegría que supone ser un hombre y una mujer nueva. Todos necesitamos renovarnos y convertirnos: la rutina y el cansancio nos muerden a todos; caen polvo y telarañas sobre los más sagrados ideales; todas las cosas más bellas y sagradas, si no se renuevan, acaban por morir.

El amor muere en muchos matrimonios, la vida consagrada se marchita si no se renueva con el agua de la oración. Una buena parte de la existencia consiste en renovar, refrescar, en echar nueva leña a la hoguera. Subir, siempre subir, querer ser otro, distinto, mejor; mejor en lo humano, mejor en lo intelectual y en lo espiritual. Cuando uno se para, se enferma; cuando uno se para definitivamente, ha comenzado a morir. Con Cristo hay que volver a empezar.

Todo comienza, todo vuelve a empezar, si queremos; todo como recién estrenado. Lo viejo, lo sucio y desordenado no van con la nueva vida. Y creed en el Evangelio, la Buena Nueva: Creer en Jesús y en el mensaje de salvación que trae. Este mensaje es muy actual: convertios y creed en el Evangelio. Pero hay diferentes maneras de reaccionar frente al mismo: desde la aceptación amorosa hasta el rechazo absoluto, pasando por la aceptación a medias. Nos asusta el compromiso, porque nos falta el amor. ¡Cuánto nos cuestan las virtudes: la obediencia, la caridad, la humildad, el vencer los halagos de la pereza, porque no tenemos amor, porque andamos bajos de entusiasmo, porque no pensamos sino en cosas duras, difíciles! La vida, tu vida podría ser una aventura apasionante. A veces, la has tomado como un castigo, la has imaginado terrible y dura, y te has clavado las espinas. Pero podría convertirse en otra cosa, mil veces más bella, atractiva y fascinante, si convirtieras las punzantes espinas en rosas. Con un poquito de amor y de entusiasmo: Ésa es la receta, el elíxir divino que transforma lo duro y amargo en dulce y suave.

Reacción de María: apertura total a una renovación de su misma espiritualidad: El Antiguo Testamento lo verterá en el molde del Nuevo, en el molde de su Hijo y de su doctrina. El Espíritu Santo le inspiraba, le hacía comprender como a nadie la doctrina cristiana. María es la primera cristiana, la que mejor ha entendido y ha imitado a Jesús, la verdadera Mujer Nueva. De tal manera que podría decir con más fuerza que San Pablo: "Para Mí el vivir, el respirar el amar es Jesús”. Por eso, la que más conoce es la que mejor puede enseñar. Pero María es una maestra y madre, que por tanto enseña a sus discípulos con gran sabiduría, y a sus hijos con inmenso amor la doctrina cristiana.

La vida, que en principio es igual para todos, es tan diferente para cada uno. Porque hay vidas verdaderas, en las que vivir es amar, es realizar tareas transcendentes y ser feliz. Pero hay otras que se parecen tan poco a la vida y tanto a la muerte.

Tu vida depende de ti.


Oración: Oh Jesús, que viniste a inaugurar en el mundo una nueva forma de vivir, convierte nuestra pobre agua en dulce vino; transforma nuestro barro roto en un cantarillo nuevo hecho a tu gusto. Ayúdanos a reconocernos grandes pecadores para que no tengamos reparo en ponernos en la fila de los que necesitan ser perdonados y que aceptemos tu invitación al arrepentimiento y a la conversión total de nuestro corazón.

Ojalá que esta conversión nos sirva para desempolvar el rosario completo. Y no es solo volver a tener un rosario en las manos, sino dar a la devoción a María el puesto privilegiado que el Papa le ha querido dar, por inspiración divina. El mismo Juan Pablo II, como pocos, nos demuestra que esta devoción y amor es algo maravilloso y, además, muy eficaz. Al recuperar el rosario, se recupera a la Madre de Dios , y recuperar a su Madre, se recupera a Dios, que también anda medio perdido, y no creo que por no ser esencial.

sábado, 10 de octubre de 2015

Del Sagrado Corazón de Jesus al pecador.

Hijo:  Aquí está mi Corazón amante
siempre  para tu amor abierto.
Con él llegarás a buen puerto
y en las tormentas surgirás triunfante.

No te pares jamás, sigue adelante
para tu bien y salvación despierto,
Para los vicios y placeres muero,
Mi Corazón te seguirá constante.

No temas borrascas en los mares,
ni en la tierra, ni en la sociedad,
ni en los hogares,
ni allí donde esté  tu enemigo.

Si aguantas por amor los sufrimientos
y guardas por mi amor los Mandamientos,
siempre estará mi Corazón contigo.

(Aprendido de un  santo hombre: Florentino Miaja,
Comandante retirado del Ejército Español, que a su vez lo aprendió de un santo sacerdote).

jueves, 8 de octubre de 2015

Enséñanos, María a aceptar sin preguntar
Meditaciones del Rosario. Quinto Misterio de Gozo. Jesús perdido y hallado en el templo. María sabía que su hijo sería cada vez menos de Ella y más del Padre y de todos. 

Autor: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net

Durante el mes de Octubre, Mes del Rosario, en esta sección, meditaremos cada día un misterio, y así poder "guardar y meditar en  nuestro corazón" la Vida de Jesús. 
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¡Qué prueba tan dolorosa! Prepárate, Madre, para la hora del Calvario. Ahí lo perdiste por tres días terribles; pero lo recuperaste entero. Allí te lo matarán a mordiscos todos los pecados de los hombres, como rabiosos lobos. Al final, cuando pudiste recoger lo que quedaba de tu Hijo; era un muerto y un cadáver destruido desde la cabeza a los pies; la cabeza rota por las hondas espinas; la cara desfigurada por las bofetadas; el pecho y la espalada aradas por los latigazos; las manos y pies horadados por los clavos: el corazón partido por una lanza.

Perdido y hallado. Perdido y no encontrado en el callejón lóbrego de la muerte. Perdido y hallado vivo. Perdido y hallado muerto, destinado solo para el sepulcro. Y ahí terminó la muerte; en un sepulcro pétreo que impedirá acercarse a los restos del amado hijo,

Prepararnos a las separaciones. Vivir un cierto tiempo es separarse de algunas personas. Vivir un trecho más es separarse de más seres. Durar más tiempo es separarse uno de los que me sobreviven. Cada separación es un desgarrón. Uno muere al final desgarrado y desgarrando a alguien más.

¿Por qué me buscabais? La pregunta que toca la herida abierta, haciéndola sangrar. María sangraba por aquella herida de su corazón. El doloroso por qué de María quedó acallado con el misterioso por qué del Hijo. María sabía que aquel hijo sería cada vez menos de Ella y más del Padre y de todos. María aceptó del desgarrón del hijo que se va de la casa, por ley de la vida, en este caso por ley divina. Pero aceptó sangrando.

María conservaba todas estas cosas en su corazón.
Su corazón sangraba. Con oración y obediencia la curaba pero al mismo tiempo la abría,, porque esa herida nunca se cerró. Y de pronto un día, en el Calvario se abrió completamente y sangró a torrentes. Sólo en el cielo se ha cerrado del todo aquella herida, María ya no pregunta más; ha recibido todas las respuestas y una corona eterna por no haber preguntado indiscretamente sobre los misterios que le rodeaban.

Enséñanos, María a aceptar sin preguntar, hasta que Dios quiera ofrecernos su respuesta. Al final, todos diremos que Dios tuvo la razón, para que nuestra fe fuera meritoria.

sábado, 3 de octubre de 2015

Pequeños sacrificios.

Hace unos días celebramos la memoria de Santa Teresita del Niño Jesús, santa que se distinguió especialmente en ofrecer las cosas pequeñas de cada día como medio de santificación.
Y eso es lo que debemos hacer nosotros, lo que se llaman “pequeños sacrificios”, es decir, hacer pequeños actos de renuncia, y hacerlos con mucho amor, para bien nuestro y de muchas almas, porque siempre será verdad que las almas se salvan con la oración y el sufrimiento.
Hagamos el propósito de comenzar hoy mismo haciendo pequeños sacrificios. Pongámonos como objetivo el arrebatar almas al demonio, especialmente aquellas almas que más amamos, quizás la de nuestros seres más queridos, los amigos, y por toda aquella persona que esté necesitando un “empujón” de gracia para salir de un estado miserable de pecado, o para arreglar alguna situación complicada, etc.
Con la oración y la penitencia, podemos obtener todo de Dios. ¿Qué estamos esperando para comenzar ahora mismo con esta loable práctica de las pequeñas renuncias a cosas lícitas?, que no permitirán que nos ensoberbezcamos, pues son mínimas; y haremos un gran bien, no sólo para obtener gracias y favores de Dios, sino también para estar en buen estado nosotros mismos, es decir, entrenados en esta lucha que es la vida sobre la tierra.
Tendríamos que llenar nuestra jornada de pequeños sacrificios. ¡Hay tantas cosas inoportunas que nos suceden durante el día! ¿Por qué no las aprovechamos para, en lugar de enojarnos y malhumorarnos, ofrecerlas por la salvación de las almas, especialmente de alguna en particular por la que tenemos un gran amor?
Recordemos aquellas palabras del Salvador en su Evangelio, que quien sea fiel en lo poco, también será fiel en lo mucho. Así, haciendo pequeños sacrificios, muchos por día, quizás alguna vez tengamos que derramar también materialmente la sangre por Cristo; y estaremos preparados, porque toda nuestra vida habrá sido un bordado primoroso de pequeños martirios de amor, por Dios y por las almas; y habiendo siendo fieles en lo poco, también seremos fieles en lo mucho.
Hay mil ocasiones en la vida de todos los días, para ejercitar el amor, la paciencia, la mansedumbre, la alegría. Comencemos hoy mismo, ahora, y veremos las admirables cosas que el Señor hará por nosotros y por quienes amamos.
Para meditar las palabras del Salve Regina
Te saludamos con sonrisas, flores, y canciones. Oh María, la mujer más digna del amor. 

Autor: P. Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net

Durante el mes de Octubre, Mes del Rosario, en esta sección, meditaremos cada día un misterio, y así poder "guardar y meditar en  nuestro corazón" la Vida de Jesús. 
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Meditemos esta oración para disfrutar más el Rosario.

Dios te salve
Te saludamos con sonrisas, flores, y canciones
Oh María, la mujer más digna del amor.
Desde niño me enseñaron esta oración mis padres
queriendo que yo te amara y venerara
como ellos lo hacían.
Y desde entonces sigo rezando y cantando
esta bella plegaria todos los sábados
y a la hora del rosario cotidiano.
Dios te salve, maravilla de mujer y de Madre,
lirio hermoso de los valles y praderas.
Pensando en Ti me vuelvo poeta
me dan ganas de cantar.
Mis versos son para Ti,
mis canciones te las canto a Ti.

Reina y Madre de misericordia
Lo que más necesitamos es misericordia,
porque somos infinitamente miserables.
Tu amor inmenso hacia tus hijos se convierte
en océano de bondad, de misericordia, y de piedad.
Te agradecemos tu amor, tu virtud excelsa,
veneramos tu grandeza incomparable
pero sobre todo agradecemos
la misericordia de tu rostro y de tu corazón.
Tienes ojos y corazón hechos de bondad.
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia…

Vida nuestra
Nos animas a vivir,
Haces feliz nuestra vida,
Nos otorgas calidad de vida,
porque contigo vale la pena vivir.
No vamos solos por la vida.
¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?
Tú lo dijiste. Y cumples las promesas.

Dulzura
Suavidad, serenidad, paz.
Contigo estamos al abrigo de tormentas y huracanes.
Tu corazón es refugio montañero,
es brisa de primavera, es cantar de pajarillos,
es cristalina fuente,
dulzura de la vida, de mi vida.

Y esperanza nuestra
Todo lo espero de Dios por medio de Ti,
porque Dios te ama muchísimo
y Tú me amas muchísimo.
Contigo no cabe la desesperanza y la tristeza.
En las orillas de tu manso río
crecen los pastos y las flores en toda estación.
Tú eres una eterna primavera,
rosal florido, perfumado, digno de contemplarse.
De Ti lo espero todo y más de lo que esperan
todos los niños de sus mamás.
Espero que me lleves al cielo.
Espero que me hagas feliz.
Espero contemplarte en el cielo
en un éxtasis de amor.
Eres hermosísima paloma blanca
que vuelas en mi jardín.
Alegras mis días y mis noches.
Me haces sonreír y mirar hacia delante
con ilusión y entusiasmo.
La vida sin Ti no tendría sabor ni sentido.
Pero contigo sí quiero vivir.
Quiero contemplarte en el lirio del campo,
en la rosa perfumada, en el blanco clavel,
en todas las flores de las praderas,
en las estrellas de la noche.

Dios te salve
Te saludamos, te cantamos,
te llevamos mañanitas, Oh dulce madre.
Dios te salve.

A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva
Fuimos hijos de Eva para desgracia nuestra.
Pero somos hijos tuyos para completa felicidad.
Si triste y dura fue la herencia de nuestra madre Eva,
inmensamente rica es la herencia
que nos viene de Ti.
El destierro se dulcifica
porque Tú nos acompañas cada día.
Así nuestro desierto florece y se vuelve llevadero.
¡Qué dura sería la vida sin tu dulce compañía!
¡Qué cardos, qué espinas no produciría!
Pero entre los cardos y espinas tu mano amorosa
ha plantado muy bellas rosas.

A Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas
Siempre nos quedas Tú.
En medio de los peligros eres refugio,
pararrayos contra la justa ira de Dios.
En medio de las lágrimas, eres consuelo.
Tus hijos pueden sufrir, por ser ley todos,
pero nunca desesperan.
Saben mirar a través de las lágrimas
tu rostro materno que les llena de esperanza.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra…
El nombre de abogada significa defensora.
Tú nos defiendes del maligno,
del que atacó a nuestra madre Eva en el Paraíso,
y la hirió pasándonos la herida.
Tú nos libras de peligros y tentaciones
que nos pudieran hacer perecer.
Contigo llevamos la frente alta por la vida,
hasta el destino final que es el cielo.
Desde allí intercede ante tu Hijo
por cada uno de tus hijos,
por mí también.

Vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos
Sí, tus ojos...
Yo quiero asomarme a tus ojos, contemplarlos,
porque sólo de mirarlos me curo de mis tristezas,
su alegría se me contagia,
su pureza infinita se me participa.
Tus ojos, Madre Virgen, son océano
de gracia y de pureza.
Por eso necesito mirarlos, contemplarlos,
para que la bienaventuranza de los puros de corazón
me toque a mí también.
Nos miras con amor y misericordia.
Necesitamos de ambas realidades a morir.
porque somos débiles y miserables en abundancia.
Misericordia es lo que suplicamos.
Suplicamos a la misericordiosa Virgen.
Suplicamos a la más amorosa Madre.
A través de tus ojos aspiramos esa misericordia
y ese amor.
Es lo mejor que nos puedes regalar.
Eres misericordia y eres amor,
dos realidades que heredaste de Dios,
para regalarlas a tus hijos.

Y, después e este destierro…
Destierro, porque la patria no está aquí.
Porque la tierra, que es en sí hermosa,
se nos vuelve inhóspita y agraz, al pensar en el cielo.
Destierro, porque aquí te tenemos y tenemos a Dios,
pero todavía no es del todo y para siempre.
Podemos perderte, podemos perder a Dios,
¡Oh terrible posibilidad!
En el cielo Tú serás nuestra y nosotros tuyos
del todo y por toda la eternidad.
¡Qué inmensa beatitud!

Muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre
Lo más grande que Tú tienes es Jesús.
Muéstranoslo, queremos verlo, conocerlo,
amarlo entrañablemente.
Desde que fuiste Madre de Jesús,
nunca podrás separarte de Él, es tu hijo.
Pero lo mismo que a Él, nos has engendrado
a cada uno de nosotros.
Somos por eso sus hermanos y tus hijos.
Ser hijo no siempre es bien valorado por éste
pero ser madre es muy bien conocido por ella.
Yo no conozco bien lo que significa ser tu hijo,
pero Tú sí sabes lo que significa ser mi madre.
Jesús es el hermano mayor y especial.
Debemos asemejarnos a Él.
danos la gracia de conocerlo como Tú lo conoces:
Un Dios amor que nos quiere
hasta la muerte de cruz,
que nos dio a su Madre, a Ti, para cada uno.
Déjanos ver su rostro, déjanos conocer su corazón,
concédenos amarlo con todas nuestras fuerzas.

Oh clemente, Oh piadosa, Oh dulce Virgen María
Clemente, piadosa y dulce:
la trilogía de la misericordia encarnada en Ti.
Permítenos beber en tu fuente
el agua dulce de tu piedad.
Estamos tan necesitados de clemencia,
dulzura y piedad.
Pero tu fuente rebosa de esa agua pura.
Virgen María dulce: Eres el rosal sin espinas,
belleza de rosas perfumadas:
corremos al olor de tus perfumes.
Virgen María clemente: De Dios lo aprendiste,
Oh Madre del hijo pródigo.
Si algo sabes hacer con excelencia,
es el arte de la misericordia con tus hijos pecadores.
Necesitamos tanto tu capacidad de compasión,
porque somos pecadores maltratados por Satanás.
Virgen María piadosa:
Te compadeces del pecador,
de sus heridas purulentas, no queriendo ver su culpa.
Respondes con piedad y misericordia
a la negra ingratitud, como tu Hijo.
Misericordia del Hijo, misericordia de su Madre.
Gracias por ser dechados de piedad para nosotros,
que, si algo necesitamos, es misericordia y piedad.

viernes, 2 de octubre de 2015

Angel de la guarda
viernes 2/OCT/15

Evangelio del día.

Mt 18, 1-5. 10.

Santos Ángeles Custodios.

En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: “¿Quién es el más grande en el reino de los cielos?”. Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: “Les aseguro que si no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el reino de los cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño será el más grande en el reino de los cielos. El que recibe a uno de estos pequeños en mi nombre me recibe a mí mismo. Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial”.
Reflexión:
Hoy es el día de los Ángeles Custodios.
Todos los hombres tenemos un Ángel Custodio asignado por Dios desde el día de nuestro nacimiento, que tiene la misión de cuidarnos, guiarnos y ayudarnos, para que al final alcancemos el Cielo.
Este Ángel conoce muy bien cuál es la voluntad de Dios sobre nosotros y por eso es muy conveniente dejarnos guiar por él.
Si no invocamos la ayuda de este protector nuestro, entonces perdemos muchas ocasiones de ser socorridos por él, ya que el Ángel Custodio interviene tanto más, cuanto más lo invocamos. Y si no lo invocamos para nada, queda muy limitada su acción sobre nosotros.
Pero también debemos tener bien presente que todos los hombres tienen su Ángel de la Guarda, y por eso es muy conveniente que también recemos a los Ángeles de otras personas, especialmente cuando tenemos que tratar con ellas alguna cuestión importante, o simplemente para que intensifiquen su protección sobre esas personas que tienen a cargo.
Tengamos un trato de amistad con nuestro Ángel, porque está puesto por Dios a nuestro lado para defendernos del Maligno, que constantemente nos tiende trampas, y sin la ayuda eficiente de nuestro Ángel, caeríamos muchas veces en sus redes maléficas.
Pidamos a María Santísima, la Reina de los Ángeles, que nos dé una sincera devoción a los Ángeles Custodios, y especialmente a nuestro propio Ángel, para que se fortalezcan los lazos que nos unen y con su ayuda valiosa alcancemos el Paraíso.
Jesús, María, os amo, salvad las almas.
Nuestro ángel de la guarda
Necesitamos renovar nuestro trato afectuoso y sencillo con nuestro ángel de la guarda que está a nuestro lado y nos ayuda de mil modos. 

Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net

Durante el mes de Octubre, Mes del Rosario, en esta sección, meditaremos cada día un misterio, y así poder "guardar y meditar en  nuestro corazón" la Vida de Jesús. 
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Muchos tienen la costumbre de hablar con su ángel de la guarda. Le piden ayuda para resolver un problema familiar, para encontrar un estacionamiento, para no ser engañados en las compras, para dar un consejo acertado a un amigo, para consolar a los abuelos, a los padres o a los hijos.

Otros tienen al ángel de la guarda un poco olvidado. Quizá escucharon, de niños, que existe, que nos cuida, que nos ayuda en las mil aventuras de la vida. Recordarán, tal vez, haber visto el dibujo de un niño que camina, cogido de la mano, junto a un ángel grande y bello. Pero desde hace tiempo tienen al ángel "aparcado”, en el baúl de los recuerdos.

De grandes es normal que hablemos a los niños de su ángel de la guarda. Nos sería de provecho pensar también en nuestro ángel que está a nuestro lado y nos ayuda de mil modos.

Es verdad: Dios es el centro de nuestro amor, y a veces no tenemos mucho tiempo para pensar en los espíritus angélicos. Podemos, sin embargo, ver a nuestro ángel de la guarda no como una "devoción privada” ni como un residuo de la niñez, sino como un regalo del mismo Dios, que ha querido hacernos partícipes, ya en la tierra, de la compañía de una creatura celeste que contempla ese rostro del Padre que tanto anhelamos.

Necesitamos renovar nuestro trato afectuoso y sencillo, como el de los niños que poseen el Reino de los cielos (cf. Mt 19,14), con el propio ángel de la guarda. Para darle las gracias por su ayuda constante, por su protección, por su cariño. Para sentirnos, a través de él, más cerca de Dios. Para recordar que cada uno de nosotros tiene un alma preciosa, magnífica, infinitamente amada, invitada a llegar un día al cielo, al lugar donde el Amor y la Armonía lo son todo para todos. Para pedirle ayuda en un momento de prueba o ante las mil aventuras de la vida.

Necesitamos repetir, o aprender de cero, esa oración que la Iglesia, desde hace siglos, nos ha enseñado para dirigirnos a nuestro ángel de la guarda:

Ángel del Señor, que eres mi custodio,
puesto que la Providencia soberana me encomendó a ti,
ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname en este día.
Amén
.

jueves, 1 de octubre de 2015

Para meditar las palabras del Ave María
Te saludo con todo mi amory con toda la alegría de mi corazón. Dios te salve, Bendita, y bendícenos a nosotros, 

Autor: P. Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net

Durante el mes de Octubre, Mes del Rosario, en esta sección, meditaremos cada día un misterio, y así poder "guardar y meditar en  nuestro corazón" la Vida de Jesús. 
Vamos a meditar las palabras del Ave María, para que al repetirlas disfrutemos mas el Rosario

Dios te salve
Te saludo con todo mi amor
y con toda la alegría de mi corazón.´
Dios te salve, Bendita.
Y bendícenos a nosotros,
los hijos de la Bendita entre todas las mujeres.
Todos tus hijos del mundo,
en las ciudades populosas, en los valles y montañas de los cinco continentes
te saludan a diario cuando rezan el avemaría.
Yo me uno a ese coro de hijos amantes y felices,
Oh Madre bendita.
Sí, bendita mil veces, bendita para siempre.
Dios te salve…

María
Me encanta pronunciar tu nombre porque es el tuyo: María, Virgen María, Santa María de Guadalupe.
Tu nombre ha poblado de bellas iglesias
las ciudades y las montañas.
Lo pronuncian con grandísimo amor y ternura
los jóvenes, los adultos y los niños,
Tu nombre lo llevan con orgullo santo
millones de mujeres del mundo cristiano.
Porque te aman y porque quieren parecerse a Ti.
Necesitamos de verdad en nuestro mundo
muchas Marías que tengan un corazón
parecido al tuyo.
María bendita, míranos con tus ojos de cristal,
con tus ojos purísimos de paloma,
y llénanos de tu perfumada presencia,
de tu ternura inmensa, de tu fe y de tu amor.
Dios te salve, María…

Llena eres de gracia
Cántaro que rebosa de la gracia, de la vida de Dios,
de su amor inefable, de su santidad.
Más santa y pura que todos los santos,
más que los querubines y serafines.
Por eso la belleza de tu alma y de tu rostro
son el encanto de tu Dios.
Y el encanto de nosotros también.
Nos colma de tanta alegría
saber que nuestra madre es tan santa,
tan bella, tan pura y tan sencilla.
Así te saludó el ángel: Llena de gracia,
impresionado de tu alma.
Dios te salve, María, llena eres de gracia…

El Señor es contigo
Esta frase de la Biblia
siempre va después del "No tengas miedo”.
Desde que naciste Dios ha estado contigo,
porque te cuidó como a su perla preciosa,
a su rosa exquisita.
Él te preparó desde muy niña con sus manos santas
para que fueras después su Madre santa.
Todo el amor infinito de Dios
cuidando una flor llamada María.
Estuvo contigo en tus años de infancia
cuidando a la niña más bella,
más santa, más querida.
Te cuidó en la adolescencia preparando tu alma
y tu cuerpo bendito y santísimo para la maternidad.
El Señor está contigo: Te lo dijo un arcángel
y él sabía lo que decía.
Contigo estuvo en los años de tu embarazo,
dentro de tu seno, haciéndose un niño
por amor a nosotros.
Toda tu vida terrena estuvo contigo.
Y Tú estuviste con Él.
Fuiste madre, nueva Eva, corredentora.
Estuvo contigo en la cruz, muriendo junto a Ti.
También estuviste Tú con Él,
hasta que murió en el patíbulo
y pasó de los brazos muertos de la cruz
a los brazos vivos y amorosos de su madre.
Estuvo contigo en los años de tu soledad,
santificando a su madre amadísima,
para que llegara al cielo resplandeciente como el sol y blanca como la luna.
Contigo está y estará por toda la eternidad en el cielo.
Dios te salve, María, llena eres de gracia,
El Señor es contigo….

Bendita Tú eres entre todas las mujeres
¿Qué es Eva comparada contigo?
¿Qué son las mujeres de la tierra junto a Ti?
Tú eres la imagen perfecta, única
de la mujer que quiso crear.
Por eso, las mujeres, si no se llaman Marías,
al menos deben serlo, parecerse a Ti
que eres el modelo preciosísimo
de la mujer cristiana.
Querer llamarse como Tú es una buena elección.
Pero parecerse a Ti debe ser su ideal.
Modelo de niña y mujer,
adorable modelo de madre y esposa.
Porque Tú pasaste por todas las etapas
del crecimiento de la mujer,
enseñando cómo se puede ser una gran mujer,
una mujer santa, un apóstol de Jesús,
y, además, una mujer feliz...
Con muy poco presupuesto, en una casita humilde,
pero donde estaba Dios,
y donde Dios está nada hace falta.
La pobre casita de María rebosaba de amor,
de santidad y de felicidad.
Dios te salve, María, llena eres de gracia,
El Señor es contigo.
Bendita Tú eres entre todas las mujeres…

Y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús
Bendita la flor, bendito también el fruto.
Jesús, el amado del Padre
ha nacido de Ti como la rosa del rosal.
La rosa pertenece al rosal.
Jesús te pertenece, es tuyo, hijo tuyo,
fruto de tus purísimas entrañas.
Y Tú eres de Jesús, toda de Jesús,
pues Él, además de ser hijo tuyo,
es tu Dios omnipotente,
del que te consideras su esclava.
Jesús y Tú sois, además, de nosotros.
Jesús, porque Tú nos lo diste,
en un gesto de amor único y lleno de misericordia…
Y Tú nos perteneces porque Él te convirtió en Madre,
en Madre nuestra.
Entre las palabras que siempre meditas
en tu corazón, están éstas:
"Ahí tienes a tu hijo, ahí tienes a tu madre”.
Para nosotros esta sola frase constituye
todo un evangelio, una buena nueva.
Si Jesús es nuestro, si María es nuestra,
¿qué dificultad nos podrá derrotar?
¡Qué poco felices nos atrevemos a ser
cuando nos han dado la llave de la felicidad,
de la felicidad completa y eterna!
Dios te salve, María, llena eres de gracia,
El Señor es contigo,
Bendita Tú eres entre todas las mujeres
Y bendito es el fruto de tu vientre Jesús.

Santa María
Si María es tu nombre,
santa, santísima es tu sobrenombre,
La cualidad que siempre va con tu nombre.
Por eso tu nombre nos produce inmensa alegría
y al mismo tiempo gran respeto.
Santa María, dulce María, eres bellísimo jardín
donde crecen las flores más bellas.
Espiga dorada pletórica de fruto,
mística rosa, perfumada y más pura
que todas las rosas del mundo.
Santa María, dulce Madre, Virgen pura,
Reina bellísima y sencilla campesina
de la entrañable campiña de Nazaret.

Madre de Dios
Te amamos como Madre nuestra
y te veneramos como madre de Dios,
grandeza incomparable que te ennoblece
y nos llena de orgullo santo,
porque nuestra madre es también madre de Dios.
Para tan alto privilegio se requería
una Madre virgen
una virgen santa
una mártir del alma
una criatura llena de gracia
y una humildísima esclava del Señor,
que supiera decir: Hágase en Mí según tu palabra.
¿Cómo pudiste poseer al mismo tiempo
la máxima grandeza
y la más fina y profunda humildad?
Dios te consideró digna madre suya.
Aceptó ser Hijo de tus entrañas.
Te hizo grande el que todo lo puede
y tú te hiciste pequeña como una esclava
al completo servicio de tu Señor.
Madre y esclava del Señor.
Como Madre de Dios
me infundes un respeto inmenso.
Como esclava del Señor una ternura infinita.

Ruega por nosotros, pecadores
Somos tus hijos pecadores
Somos hijos pródigos que hemos recorrido
los senderos del pecado y del hastío.
Fuimos hijos de una madre pecadora,
antes de ser aceptados por una Madre Inmaculada.
Ruega a tu Hijo omnipotente,
Tú que eres la omnipotencia suplicante.
Ruega siempre para que no nos engañe más
el padre de la mentira.
Dile a Jesús que no tenemos vino,
que se nos ha terminado la alegría y el amor.
Pide para nosotros el milagro de la resurrección
cuando caemos muertos de cansancio y de dolor.
El que dijo ser la resurrección y la vida es hijo tuyo.
El que dijo ser la Verdad y la Vida, te llama Madre.
Entonces, suplícale que nos otorgue
la resurrección y la vida.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros pecadores…

Ahora…
El día de hoy,
El día de las oportunidades de santificarnos
o de pecar.
Hoy, el día al que le basta su afán.
El único día que tenemos en las manos.
Que lo llenemos de amor y de bondad.
Ahora líbranos de caer en la tentación.
Hoy que sepamos amar a nuestros prójimos,
Hoy que no endurezcamos el corazón,
Hoy que oigamos la voz del Espíritu Santo.
Ahora, en este presente que se transforma
constantemente en futuro.
Hoy, que el día de hoy amemos, nos santifiquemos,
Seamos instrumentos de la paz de Jesús.
Hoy, en esta pequeña vida que es el día presente.

Y en la hora de nuestra muerte. Amén.
En ese momento en el que se juega
nuestra salvación eterna.
Ese último día que sepamos decir
un último "Te amo en este mundo”
para repetirlo en la otra vida por siempre.
Ruega por los que en ese momento
no están preparados,
para que si no vivieron en gracia,
mueran en gracia de Dios
y no vayan al eterno dolor.
Ruega por los niños cuyo primer día de vida
coincide con el de su terrible muerte.
Así como lograste que el buen ladrón
se arrepintiera el día de su muerte,
consigue esa misma gracia a los pecadores
más rudos, a los que no aceptan a tu Hijo.
Une a la misericordia de Dios, tu bondad maternal
para salvarles de las garras de Satanás,
de la eterna condenación.
Ruega por nosotros pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.

VISITAS