sábado, 28 de octubre de 2017

tres-cruces
  

Gracias obtenidas por asistir a la Santa Misa

1.La Misa es la continuación del Calvario.
2.Cada Misa vale tanto como la vida, sufrimientos y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, ofrecidos en sacrificio.
3.La Santa Misa es el acto de desagravio más poderoso para expiar los pecados.
4.A la hora de la muerte, el consuelo más grande del alma consistirá de las Misas oídas en vida.
5.Cada Misa bien oída nos acompañará hasta el Tribunal Divino, suplicando perdón.
6.En la Santa Misa, según el fervor con que se asiste, se puede disminuir en grado mayor o menor, la pena temporal debida por los pecados.
7.Al asistir devotamente a la Santa Misa, se rinde el más grande homenaje a la Sagrada Humanidad de Nuestro Señor.
8.En la Santa Misa, Nuestro Señor Jesucristo ofrece expiación y desagravio por muchas omisiones y negligencias nuestras.
9.En la Santa Misa, Jesucristo perdona los pecados veniales que todavía no se han confesado. Además se disminuye el poder de Satanás sobre el alma.
10.Al asistir a la Santa Misa se proporciona a las almas del Purgatorio, el alivio más grande que sea posible.
11.Una Misa bien oída durante la vida, será de más provecho al alma, que muchas que se ofrecieran para su reposo después de la muerte.
12.Por asistir a Misa, el alma se preserva de peligros, desgracias y de calamidades, que de otro modo hubieran sucedido. Además, se abrevia o reduce la duración de su Purgatorio.
13.Cada Misa bien oída obtiene para el alma un grado más elevado de gloria en el Cielo.
14.En la Misa se recibe la bendición del sacerdote que Nuestro Señor ratifica en el Cielo.
15.En la Misa se arrodilla entre una multitud de los santos ángeles, que están presentes en actitud de profunda reverencia, durante el sacrificio adorable de la Santa Eucaristía.
16.En la Santa Misa se reciben bendiciones para todos los bienes y empresas temporales.
Reina de la Paz
  

Por las intenciones de la Virgen.

Jesús, en el Evangelio, nos ha dicho que pidamos, que busquemos y que llamemos, que seremos atendidos por Dios. Pero ¿por qué no hacemos algo mejor todavía? ¿Por qué no rezamos por las intenciones de la Santísima Virgen?
María sabe muy bien qué es lo más importante que hay que pedir, porque sabe muy bien cuál es la voluntad de Dios para el mundo y para cada uno de nosotros.
Si rezamos por las intenciones de María, a no dudarlo que Ella se sentirá agradecida con nosotros y nos colmará de favores celestiales y también terrenales, cuando ello no sea obstáculo a nuestra salvación y santificación.
Porque muchas veces atamos el gran poder que tiene la oración, a pedidos mezquinos, o al menos, muy pobres, siendo que debemos pedir mucho. Y como pocas veces sabemos pedir lo conveniente, entonces pidamos por las intenciones de la Virgen, que Ella se mostrará agradecida con nosotros y velará por nuestras cosas.
¿Acaso no es un pacto el que hacemos con María: Que nosotros nos ocuparemos de Sus cosas, y Ella se ocupará de las nuestras?
Sí. Efectivamente la Virgen no olvidará este gesto generoso y heroico de nuestra parte para obsequiarla, y entonces derramará sobre nosotros y nuestros asuntos un río de gracias y favores de todas clases.
Algo parecido hacía la Madre Teresa de Calcuta: Cuando alguien le pedía que rezara por alguna intención, o ella misma quería pedir por algo o alguien, oraba por las Almas del Purgatorio, sabiendo que ellas se ocuparían de esas cosas.
Similar a esto es también el rezar por las intenciones de María Santísima, pues no es necesario detallar todo lo que necesitamos, sino que la Virgen nos dará, con creces, dones mucho mayores que los que pedimos por nuestra cuenta. Quien no lo crea así, que haga la prueba de orar por las intenciones de la Virgen y que vea el resultado.

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