martes, 26 de noviembre de 2013

Aniversario de www.reindelcielo.org:María reina del cielo.

Aniversario de www.ReinadelCielo.org
Doce años desde la primera publicación
El 18 de noviembre de 2001 nacimos como portal Mariano. Doce años atrás, www.reinadelcielo.orghacía un primer envío a su pequeño grupo de lectores, y ya estaba en línea con contenidos relacionados con María, nuestra mamá del Cielo.
 
Hoy, después de haber visto a tres Pontífices sucederse en el comando de la Iglesia, nos ofrecemos nuevamente como pequeños evangelizadores en el vasto mundo virtual que llamamos internet. Con más de un millón de visitantes al año y con sesenta mil suscriptores a nuestro newsletter, rogamos a María para que nos dé el discernimiento necesario en tiempos tan difíciles.
 
Han sido épocas de aprender, de crecer, de tomar opciones en cada momento. No es fácil decidir que publicar y que no, pero es tan maravillosa y plena de sabiduría la historia de la Iglesia, que nunca falta material para ofrecerles a ustedes, nuestros lectores. Nos parecen increíblemente ricas las películas sobre la vida de los santos, esas joyas que adornan a la Iglesia del Señor. Pero los libros católicos, o las historias de las distintas advocaciones de la Virgen, nos llenan el alma de esperanza, de perfume a Reino.
 
Hoy queremos agradecer a ustedes, queridos lectores, por estar siempre ahí. Nuestra misión es ayudar a difundir el conocimiento de Dios, para que así podamos amarlo, porque “no se ama a quien no se conoce”.
 
Que Dios nos de fortaleza para perseverar, y nos proteja del error, porque sin El, nada somos. Como forma de celebrar, compartimos con ustedes nuestra meditación “Reina del Cielo”, que expresa lo que sentimos por Ella, la Madre de Dios, en palabras de hijos que la miran llenos de amor.
 
 
Reina del Cielo
 
Jesús, elevado en la Cruz, nos regaló una Madre para toda la eternidad. Juan, el Discípulo amado, nos representó a todos nosotros en ese momento y luego se llevó a María con él, para cuidarla por los años que restaron hasta su Asunción al Cielo.
 
María se transformó así no sólo en tu Madre, sino también en la Madre de nuestra propia madre terrenal, de nuestro padre, hijos, de nuestros hermanos, amigos, enemigos, ¡de todos!
 
Una Madre perfecta, colocada por Dios en un sitial muchísimo más alto que el de cualquier otro fruto de la Creación. María es la mayor joya colocada en el alhajero de la Santísima Trinidad, la esperanza puesta en nosotros como punto máximo de la Creación. La criatura perfecta que se eleva sobre todas nuestras debilidades y tendencias mundanas ¡Por eso es nuestra Madre!
 
La Reina del Cielo es también el punto de unión entre la Divinidad de Dios y nuestra herencia de realeza. Nuestro legado proviene del primer paraíso, cuando como hijos auténticos del Rey Creador poseíamos pleno derecho a reinar sobre el fruto de la creación, la cual nos obedecía. Perdido ese derecho por la culpa original, obtuvimos como Embajadora a una criatura como nosotros, elevada al sitial de ser la Madre del propio Hijo de Dios.
 
¡Y Dios la hace Reina del Cielo, y de la tierra también! Allí se esconde el misterio de María como la nueva Arca que nos llevará nuevamente al Palacio, a adorar el Trono del Dios Trino. María es el punto de unión entre Dios y nosotros. Por eso Ella es Embajadora, Abogada, Intercesora, Mediadora. ¿Quién mejor que Ella para comprendernos y pedir por nuestras almas a Su Hijo, el Justo Juez? María es la prueba del infinito amor de Dios por nosotros: Dios la coloca a Ella para defendernos, sabiendo que de este modo tendremos muchas más oportunidades de salvarnos, contando con la Abogada más amorosa y misericordiosa que pueda jamás haber existido. ¿Somos realmente conscientes del regalo que nos hace Dios al darnos una Madre como Ella, que además es nuestra defensora ante Su Trono?
 
Si tuvieras que elegir a alguien para que te defienda en una causa difícil, una causa en la que te va la vida, ¿a quién elegirías?
 
Dios ya ha hecho la elección por ti, y vaya si ha elegido bien: tu propia Madre es Reina y Abogada, Mediadora e Intercesora.
 
¿Qué le pedirías a Ella, entonces?
 
Reina del Cielo, sé mi guía, sé mi senda de llegada al Reino. Toca con tu suave mirada mi duro corazón, llena de esperanza mis días de oscuridad y permite que vea en ti el reflejo del fruto de tu vientre, Jesús. No dejes que Tus ojos se aparten de mí, y haz que los míos te busquen siempre a ti, ahora y en la hora de mi muerte.
 

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