San Maximiliano María Kolbe, vio en la Inmaculada cuasi la encarnación del Espíritu Santo.
Salvando la infinita distancia entre la Tercera Persona de la Santísima Trinidad y la más perfecta criatura que ese Dios haya creado y creara jamás, lo cierto es que María es la esposa benditisima del Espíritu Santo.
Ella desde el primer instante de su ser purísimo natural siguió fidelísimamente las inspiraciones del Espíritu Santo y llegado el momento culminante, el Espíritu Santo la cubrió con su Sombra para encarnar al Verbo en sus purísimas, castisimas e inmaculadas entrañas.
La tesis de Kolbe es fácil de entender para los hijos e hijas de Nuestra Señora, tal es la unión de amor entre ambos que cuasi se confunden por lo que María, bien puede decirse que es la "encarnación" del Espíritu Santo.
Pidamos le a María que nos enseñe a amar y a obedecer las inspiraciones del Espíritu Santo e este Adviento y en toda nuestra vida.
Ave María Purísima
sin pecado concebida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario