jueves, 26 de febrero de 2015

Tiempo de oración.

Jesús dijo a sus discípulos: Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá. ¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pez, le da una serpiente? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre de ustedes que está en el cielo dará cosas buenas a aquellos que se las pidan! Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas. (Mt 7, 7-12.)
Reflexión:
Este tiempo de cuaresma es tiempo de profundizar y aumentar la oración. Leamos lo que nos pide la Reina de la Paz en su mensaje del 25 de julio de 1994: “Queridos hijos, hoy os invito a que os decidáis a dedicar pacientemente tiempo a la oración. Queridos hijitos, vosotros no podéis decir que sois míos y que habéis experimentado la conversión a través de mis mensajes, si no estáis dispuestos a dedicar tiempo a Dios cada día. Yo estoy cerca de vosotros y os bendigo a todos, queridos hijitos. No olvidéis que si no oráis, no estaréis cerca de Mí ni del Espíritu Santo, Quien os guía en el camino hacia la santidad.”
Pidamos entonces a la Santísima Virgen la gracia de ser perseverantes en la oración y no desanimarnos en el combate de la oración, pues eso es la oración, un combate.

Compasivos.

Tenemos que imitar a Jesús y a María que son compasivos, porque en los tiempos en que vivimos, el mundo y las cosas de todos los días tienden a hacernos endurecer el corazón y a ponernos egoístas y duros. Pero ya Jesús nos dice en su Evangelio que aquél que persevere hasta el fin, se salvará. Es decir, que tenemos que ser buenos y compasivos hasta el final. ¿De qué serviría ser buenos por un tiempo y luego ponernos malos por la misma maldad que hay en el ambiente? Es necesario perseverar en el bien, e incluso cuando más maldad hay, volvernos más misericordiosos y compasivos, que ésa es la voluntad de Dios.
Eso es lo que hicieron Jesús y su Madre, que cuando el mundo más se cerraba en torno a Ellos, rodeándolos con su maldad, Ellos más abrieron su corazón al punto de entregarlo todo por los hombres, aunque en ese momento éramos sus enemigos.
Aprendamos de Jesús y María a no devolver mal por mal, sino a hacer el bien incluso a quienes nos hacen el mal, porque ése es el verdadero Cristianismo.

Desierto

Cada vez que vamos a visitar a Jesús Sacramentado es como que vamos al desierto, como que hacemos un retiro para estar a solas con el Señor, que nos habla al corazón y nos da instrucciones de lo que tenemos que hacer en adelante.
Vayamos cada día al menos quince minutos a estar con Jesús Eucaristía, porque todos necesitamos corregir el rumbo de nuestra vida a cada momento, pues lo mismo que una barca, con la que no basta poner el timón en la dirección correcta sólo al principio para que llegue al puerto, sino que es necesario, en la trayectoria ir dando golpecitos de timón, para corregir la dirección; así también en nuestra vida no basta con el propósito de salvarnos, sino que es necesario ir corrigiendo la trayectoria, y para eso tenemos que ir a los pies del Sagrario a recibir las inspiraciones y órdenes del Señor.
Así como Jesús se separaba del mundo para orar, en los momentos previos a grandes decisiones; también nosotros debemos separarnos del mundo e ir a los pies del Tabernáculo para orar y tomar las decisiones oportunas.
Hagamos la prueba comenzando hoy mismo, y veremos las maravillas que el Señor hará con nosotros y por nosotros y por quienes amamos.

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