jueves, 16 de enero de 2014

Consagrados a María.

[6] Digo con los santos, que la excelsa María es el paraíso terrestre del nuevo Adán, quien se encarnó en él por obra del Espíritu Santo para realizar allí maravillas incomprensibles. Ella es el sublime y divino mundo de Dios, lleno de bellezas y tesoros inefables. Es la magnificencia del Altísimo, quien ocultó allí, como en su seno, a su Unigénito y con Él todo lo más excelente y precioso.
¡Oh qué portentos y qué misterios ha ocultado Dios en esta admirable criatura, como Ella misma se ve obligada a confesarlo, no obstante su profunda humildad: ¡El Poderoso ha hecho obras grandes en mí! (Lc. 1, 49) El mundo los desconoce porque es incapaz e indigno de conocerlos.
(del Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María) 

Comentario:

El mundo no puede conocer los secretos y encantos admirables que Dios ha puesto en María, porque no es digno de conocerlos. Pero nosotros, sí podemos hacernos dignos de conocerlos si nos consagramos a Ella en cuerpo y alma. Entonces María misma se nos revelará de a poco y nos irá enamorando cada día más, hasta que ya no podamos vivir si Ella y nuestra alma sienta el deseo de estar siempre en su compañía, pues que María porta a Dios y, estando con Ella, estamos también junto a Dios, con Dios. Por eso teniendo a María, no nos falta nada para ser felices en este mundo y en el venidero. Pero para que el Espíritu Santo nos revele estos secretos es necesario dar el primer paso que es consagrarse a al Corazón de Aquélla que está por encima de toda la creación y solo es inferior a Dios.
¡Dulce Corazón de María! 
¡Sé la salvación del alma mía!

( Texto extraído de sitioweb@santisimavirgen.com.ar)

No hay comentarios:

VISITAS