martes, 2 de diciembre de 2014

La verdadera Ciencia.

El emperador Carloa V se dirigió en pequeñas jornadas al monasterio de Yuste, en Extremadura, lugar que había elegido, entre tantos de su gran imperio, para descansar en los últimos años de su vida.
Al trocar el solio por una celda, Carlos V siguió una bella máxima cristiana, expresada en estos conocidos versos:

"La ciencia calificada
es que el hombre en gracia acabe;
porque al fin de la jornada
aquel que se salva, sabe;
y el que no, no sabe nada."

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