sábado, 21 de junio de 2014

El Escapulario

Lourdes, 16 de julio de 1858, fiesta de Nuestra Señora del Carmen. Por la noche, la llamada irresistible (que desde hace tres meses no se deja oír) empuja a la pequeña Bernadette Soubirous hacia la gruta de Massabielle. María no dirá nada aquel día; será su 18ª y última aparición. “Jamás la he visto tan bella”, declara santa Bernadette. Monseñor Théas, obispo de Tarbes y Lourdes, en una carta del 10 de julio de 1958, centenario de las apariciones, subrayará la elección del 16 de julio por María: “La elección de esta fecha para su última visita a la gruta, revela una intención de la Santísima Virgen.
¿No ha querido atraer nuestra atención sobre la solemnidad del 16 de julio y recordarnos que el nombre de Nuestra Señora del Carmen le es particularmente querido a su Corazón?
¿No ha querido también expresar su predilección por toda la Orden del Carmen, su espiritualidad, sus santos, sus doctores, y todos aquellos que le pertenecen por diversos títulos?”
En el momento de su quinta aparición en Fátima, el 17 de agosto de 1917, María anuncia que se aparecerá el 13 de octubre siguiente y que verán a Nuestra Señora del Carmen.
De hecho, el 13 de octubre, para su última aparición, la Virgen Santa se muestra a los niños con un Escapulario en la mano. En agosto de 1950 se pregunta a la Hna. Lucía (una de las videntes que había entrado en el Carmelo) por qué la Madre de Dios se ha aparecido con el Escapulario. Ella contesta: “Es porque Nuestra Señora desea que se lleve el Santo Escapulario”.

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